Qué ver en Cáceres

¡Bienvenidos a Cáceres! Tiene delito que siendo CATOVIS (CAcereños de TOda la VIda) no tuviéramos ni un post dedicado a nuestra ciudad, así es que aquí vamos a intentar resumiros los puntos imprescindibles que visitar en el casco histórico de Cáceres, que siendo objetivos, es preciosa 😉

Pero, ¿Qué tiene de interesante Cáceres? Sin duda, el principal atractivo de la ciudad reside en la conservación de su conjunto monumental reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986 como el tercer conjunto monumental mejor conservado de Europa, tan solo detrás de Praga y de Tallín.

Caminar por sus calles empedradas sin un atisbo de modernidad es como transportarse al pasado por un instante. Aquí no encontraréis grandes catedrales ni castillos, sino palacios nobiliarios medievales decorados con los escudos y blasones de los apellidos que lo habitaron. Cáceres es considerada la ciudad de los mil y un escudos.

Por estas calles pasaron romanos, árabes, judíos y cristianos, creando un mestizaje que, a día de hoy, sigue enriqueciendo sus calles, sus historias y a sus gentes. Bautizada por los romanos como Norba Caesarina en el 34 a.C e Hizn-Qazris por los almohades, procedentes del norte de África, en el siglo XII.

Plaza mayor

Empezamos por la Plaza Mayor de Cáceres, epicentro de la vida social y comercial de la ciudad desde el siglo XIII. Se encuentra extramuros y puede considerarse la antesala del paseo por la historia de la ciudad. Ha sido remodelada cientos de veces (para que os hagáis una idea, tenemos 30 años y hemos visto la Plaza Mayor con 4 distribuciones diferentes) y tiene una zona bastante peculiar, ya que es alargada y con un marcado desnivel.

Tras la Reconquista cristiana esta zona empezó a utilizarse como mercado y años más tarde se empezaron a construir los soportales de arcos que veréis en el lado izquierdo (si entráis en la plaza desde la calle Gran Vía o Pintores que es lo habitual) de la plaza y que albergaban de manera permanente los negocios de los tenderos.

Escalera del Arco de la Estrella desde la Plaza Mayor

En el lado derecho verás la silueta de algunos de los edificios de la parte antigua, de los que os hablaremos luego, como la Torre de Bujaco o el Arco de la Estrella, así como una buena porción de la muralla original de la ciudad.

Foro de los Balbos

La plaza se encuentra presidida por el Ayuntamiento, que es una construcción bastante reciente de 1869 y justo al lado se encuentra el Foro de los Balbos y la Torre de la Yerba. Aquí os llamará la atención una escultura, se trata de una réplica de la estatua romana de la diosa Ceres que data del siglo I.

Arco de la estrella

Ahora si vamos a entrar en la ciudad amurallada y vamos a hacerlo por la puerta grande: el Arco de la Estrella. Este arco era y es la entrada principal del recinto intramuros y conecta las dos principales plazas de la ciudad: la Plaza Mayor y la Plaza de Santa María. Como veréis, este arco tiene una forma peculiar, ya que es un arco en esviaje construido de manera oblicua para permitir el paso de los carruajes. Una vez en el recinto intramuros, si levantáis la vista veréis un farol con forma de estrella y la imagen de la Virgen de la Buena Estrella.

Torre de Bujaco y muralla

Si os apetece, una actividad bastante chula es subir a la Torre de Bujaco y a la muralla. La entrada cuesta unos 2,5€ (un precio bastante simbólico, dependiendo de la fecha puede que sea gratuito) y te da acceso a la torre más importante de la ciudad: la Torre de Bujaco así como al único pedazo de muralla transitable, la Torre de los Púlpitos y los restos Arqueológicos Romanos del Palacio del Mayoralgo.

Tanto si decidís subir como si no lo hacéis, tenéis que saber que la Torre de Bujaco es un emblema de la ciudad. Esta Torre de origen almohade fue construida sobre la base romana de una torre similar de planta cuadrada. Tiene una altura de unos 25 metros. Las vistas de la plaza mayor y el recinto amurallado desde lo alto de la Torre es uno de los mejores recuerdos de la ciudad.

Plaza de Santa María

La Plaza de Santa María tiene un encanto que a nosotros personalmente nos maravilla. Tiene una distribución compleja llena de recovecos, pero creemos que es uno de los elementos que la hace tan particular. Además, suele estar bastante tranquila por lo que podréis escuchar vuestras pisadas sobre el empedrado.

La plaza está presidida por la concatedral de Santa María, ya que pertenecemos a la diócesis de Coria-Cáceres, a la que podéis entrar pagando un «donativo». De vuelta al exterior podréis ver en la esquina la escultura de San Pedro de Alcántara, patrón de la provincia de Cáceres, con los pies super relucientes, esto se debe a que supuestamente tocarle y besarle los pies atrae la buena fortuna.

Estatua de San Pedro en la Plaza de Santa María

En esta plaza también hay otros muchos edificios históricos como la Casa-Palacio Sánchez de Ulloa o el Palacio de los Golfines de Abajo. Si os preguntáis que albergan, pues la mayoría pertenecen a la Diputación o a la Junta de Extremadura y los que son de titularidad privada, están dedicados en su mayoría a la hostelería y hotelería. Muy poquita gente vive en la zona de intramuros a día de hoy, no llega a 400 personas.

Palacio de Carvajal

El Palacio de Carvajal o también conocida como «la Casa Quemada» esta a poquitos metro de la puerta principal de la Iglesia de Santa María, al comienzo de la calle Amargura. Este Palacio tiene un bonito arco de medio punto que da la bienvenida a una edificio de arquitectura gótica y renacentista. En su interior hay un bonito jardín que no podéis dejar de visitar, especialmente en primavera y verano cuando la enorme higuera está cuajada de hojas e higos.

Plaza de San Jorge y Jardín de Ulloa

Si seguimos caminando llegaremos a la plaza de San Jorge. Esta plaza está dedicada al patrón de la ciudad y de hecho en el centro de la escalinata podréis ver una pequeña estatua de bronce de San Jorge montado en su caballo venciendo al dragón que custodiaba la ciudad, porque sí, en Cáceres había dragones antes de que llegasen los señores de HBO con sus movidas de Juego de Tronos.

Sin embargo esa es una leyenda que para nuestro gusto va más ligada a la Plaza las Veletas de la que os hablamos más adelante. Volviendo a San Jorge y a su escalinata en la zona más alta destacan dos torreones blancos que pertenecen a la Iglesia de San Francisco Javier y al colegio de la Compañía de Jesús. Antes de comenzar a subir la escalinata os recomiendo que si tenéis suerte y veis abierto el último portón de la zona baja izquierda de la plaza entréis sin miedo. Allí se ubica el pequeño Jardín de Cristina de Ulloa, es público, pero muchas veces está cerrado y es un pequeño escondite no demasiado conocido y para nuestro gusto de lo más cuqui.

Escultura de San Jorge matando al dragón

Cuando lleguéis a la parte más alta de la plaza de San Jorge tenéis dos opciones: seguir subiendo por la Cuesta de la Compañía hasta la Plaza de San Mateo o desviarnos un poquito del camino por el Callejón de Don Álvaro para llegar a la antigua judería. Como el orden de los factores no altera el producto, vosotros decidís, eso sí, sea como fuere os tocará subir cuestas porque en Cáceres otra cosa no, pero cuestas tenemos un rato.

Judería o Barrio de San Antonio

Como os hemos dicho, Cáceres ha estado poblado por romanos, árabes y cristianos, pero como la mayoría de la Península, también tenía una significativa población judía antes de la reconquista católica. La mayor parte de los judíos que vivían en la ciudad se encontraban en el actual Barrio de San Antonio. Algunos de los puntos importantes del barrio (que es bastante pequeñito) son:

Callejón de Don Álvaro

Para llegar hasta la judería vieja desde Santa María podéis atravesar por este callejón que aunque a primera vista es bonito, tampoco parece nada excepcional, pero si os fijáis en las paredes encontraréis entre las piedras diversos fragmentos de huesos. Hay varias teorías, una que este callejón se utilizaba para ajusticiar y, por tanto, los restos de los huesos acabaron formando parte del mismo y otra más creíble que dice que cuando se construyó el callejón se utilizó tierra de un antiguo cementerio.

El olivar de la judería

Este rincón es uno de nuestros sitios favoritos de la parte antigua. Es un pequeño olivar que tiene unas bonitas vistas de la montaña (cuando hablo de la montaña, me refiero al Santuario de la Virgen de la Montaña, patrona de la ciudad) y la Sierra de la Mosca. Es una visita rápida, pero al igual que el Jardín de Ulloa, son los típicos sitios donde los cacereños solemos ir cuando visitamos la parte antigua más allá de los monumentos.

La ermita de San Antonio

Ocupa los terrenos de la antigua sinagoga de la ciudad. Es una ermita muy pequeña y sencilla, pero bastante mona. Abre de lunes a viernes de 10h a 14h y de 17h a 20h. Nuestra recomendación es que deis una vueltita por las casas aledañas que son bastante bonitas.

Arco del cristo o Puerta del Río

Es la única puerta original romana que se conserva en la muralla. Conecta la ciudad intramuros con la ribera del Marco (porque en Cáceres no hay río, pero sí un pequeño riachuelo).

Plaza de San Mateo y Palacio de las Veletas

Después o antes de pasear por la judería llegaréis a la Plaza de San Mateo. Esta plaza está presidida por la Iglesia del mismo nombre y tiene una ubicación privilegiada en la zona más elevada de la parte antigua. Se dice que fue construida sobre la gran Mezquita.

Convento de San Pablo (Orden de Hermanas Clarisas)

Justo al lado os llamará la atención una torre cubierta de hiedra, en verdad no es hiedra, es una planta llamada Virginia Trepadora (jeje dato absurdo, pero gracioso), es la Torre de Sande. Tanto este edificio como los aledaños pertenecen a Toño y José y os preguntaréis ¿Quiénes son estos señores? Pues son los dueños del restaurante Atrio, con tres estrellas Michelin. En esta plaza está el hotel restaurante Atrio Relais Chateaux, las suite de Atrio y la casa de comidas De la Torre de Sande (mucho más económica y que si queréis probar os recomendamos).

Museo Provincial y Aljibe Hispano-musulman

Si vais hacia la otra parte os encontráis con la Plaza de las Veletas y el Palacio del mismo nombre. En este Palacio se encuentra el Museo de Cáceres, es gratuito y en su interior está uno de los muchos aljibes de la ciudad, el mejor conservado de España y el segundo mejor conservado de Europa, justo detrás de la gran Cisterna de Estambul, así que tenéis que entrar si o sí. Además, este edificio alberga un museo que hace un recorrido en orden cronológico por todas las civilizaciones que pasaron por estas tierras y esconde una de nuestras leyendas favoritas: la de la Mansa Alborada o la Mansaborá.

En época del reinado moro, el Alcázar de Cáceres estaba habitado por un Ciad y su preciosa hija. En la sierra de la mosca se encontraban las tropas católicas que llevaban varios meses asediando la ciudad. Un día un grupo de soldados llevaron una misiva al Alcázar, para pedir la rendición de la ciudad y al abandonar las estancias del Alcázar un joven capitán cristiano y la princesa cruzaron las miradas, quedando ambos enamorados al instante. La princesa ordenó a una de las sirvientas que le hicieran llegar al joven capitán un pañuelo con una nota donde le pedía que se reuniese al caer la noche al final de uno de los pasadizos que conectaba el Alcázar con el exterior de las murallas. Cada noche los jóvenes amantes se reunían en el exterior de la ciudad y hasta que un día la joven princesa le entregó la llave del pasadizo al capitán cristiano para poder encontrarse en sus aposentos. Sin embargo, el capitán cristiano decidió traicionar a la princesa y le confesó al Rey Alfonso IX que poseía las llaves de entrada a la ciudad. Así, el ejército cristiano asaltó la ciudad la noche del 22 de abril, llegando hasta el corazón de la misma. Ante el ataque, el Caid liberó al dragón que escondía en las mazmorras; sin embargo el ejército cristiano invocando a San Jorge consiguió acabar con él. Antes de morir, al enterarse de la traición de su hija, el Caid maldijo a su hija convirtiéndola en una alma herrarte encerrada en el cuerpo de una gallina hasta que Alcázares volviese a ser musulmana. A día de hoy se dice que las noches de San Jorge se puede escuchar los llantos de la princesa vagando por la muralla.

Casa del sol

Este caserón pertenecía a la familia Solís, la cual según cuenta la leyenda consiguió su titulo nobiliario cuando en 1490 durante la reconquista el asentamiento de los Reyes Católicos en la ciudad de Granada sufrió un incendio por lo que el campamento necesitaba una importante suma de dinero procedente de las Cortes de Castilla para seguir asediando la ciudad. Isabel I comenzó su viaje a Tordesillas, pero al llegar a la altura de Cáceres se dio cuenta de que necesitaba agilizar el viaje por lo que le ordeno a un caballero que fuera a Tordesillas y le hizo una promesa «Si con el sol is y con el sol volveis, noble sereis». El caballero completó la tarea y la reina le otorgó el título de nombre bajo el apellido Solís. De ahí el blasón de la casa compuesto por un sol con cara humana, con 16 rayos, 8 de ellos mordidos por cabezas de serpientes dragantes con dientes.

Además, justo al lado del portón se pueden ver una inscripción con las letras que indicaban cementerio, esto se debe a que esté punto era una de las fronteras del campo santo de la parte alta de la ciudad.

Casa del Mono

Aunque su nombre real es la Casa de los Pizarro-Espadero está edificación es popularmente conocida como la Casa del Mono, gracias a la placa con la forma de este animal que decora su esquina inferior y sobre todo al hecho que dicen que aconteció en está vivienda.

Según la leyenda los dueños de la casa, un matrimonio de burgueses no podía tener descendencia, así que el marido tras uno de sus viajes le regalo a su esposa un mono. El animal fue criado como un hijo y se decía que incluso tenia su propio cuarto lleno de juguetes. Durante otro de los viajes del marido, un caballero pidió cobijo en la casa para pasar la noche. La mujer le abrió las puerta de su casa. Al tiempo cuando el marido volvió de viaje la mujer le contó entusiasmada que estaba embarazada. La familia dichosa tuvo un precioso hijo, pero en un descuido de los padre el mono celoso cogió al bebe y lo lanzo por la ventana, causando la muerte del pequeño.

Museo Helga de Alvear

Para terminar la visita a la ciudad podéis ir desde San Mateo hasta la calle Pizarro atravesando la Plaza de las Claras. Aquí las monjas del convento siguen vendiendo dulces tradicionales.

Una vez en la calle Pizarro encontraréis la entrada principal del museo Helga de Alvear. Es la tercera colección privada de arte contemporáneo de Europa. Es totalmente gratuito, aunque tenéis que reservar la entrada en su web y merece muchísimo la pena. La colección pertenece a la alemana Helga de Alvear, una apasionada del arte contemporáneo con una larga trayectoria como marchante de arte y galerista.